LA GUERRA DE TRANSILVANIA


En 1878, Una vez consolidada la unión pangermánica, y la conquista suiza, Bismark cree en la posibilidad de aumentar el poder de Nueva Germania en Europa. El canciller considera que los Balcanes aceptaran más fácilmente un dominio europeo y se integraran fácilmente en Nueva Germania, o simplemente que se pudieran llegar a independizar (bajo tutela alemana) y crear así un espacio de seguridad ante el Imperio Otomano. Es por ello que tensa las relaciones entre Nueva Germania y el Imperio Otomano reclamando la deuda mientras que paralelamente en Nueva Germania se empieza a hablar de la región de Transilvania, de población de origen y habla alemana y de la libertad de los Balcanes bajo el yugo de los otomanos.  

La negativa de los Otomanos a pagar la deuda en el plazo que exige Nueva  Germania sirve de excusa al Canciller para que las tropas de Nueva Germania entre en Rumanía dirección a Transilvania justificando la anexión Rumana como un aval para el pago de la deuda.  La población civil rumana se divide en aquellos de ascendencia alemana que lo ven bien, con aquellos rumanos que ven a los alemanes como un nuevo invasor.
El Imperio Otomano refuerza a sus tropas en Rumania, pero las primeras escaramuzas les obligan a retroceder ante el ejército Germano.

Pero al cabo de dos semanas de que empezara la invasión, los oficiales del ejército germano en campaña empiezan a aparecer asesinados, provocando caos y desorganización entre las tropas invasoras y también pánico. El ejército Otomano realiza una serie de ataques que finalizan con una toma masiva de prisioneros Germanos y otras victorias que obligan a los Germanos a  retroceder sus líneas hasta sus propias fronteras.
Pero la cosa no acaba aquí, influyentes miembros de la sociedad Germana que apostaban por la guerra también aparecen asesinados en extrañas circunstancias: políticos periodistas, industriales…

Finalmente una noche en Munich Bismark sufre un frustrado intento de asesinato. El asesino es revelado como un hombre con una serie de injertos metálicos alimentados por pequeñas calderas que le permiten realizar multitud de proezas más allá de un humano normal, cuando quieren interrogarle las únicas palabras que dice antes de accionar un dispositivo de suicidio es: Alah es el único Dios y los tecnoislámicos sus siervos.  

Bismark se da cuenta de que los responsables de la ruptura de la cadena de mando Germana son esos agentes, y del peligro que corre el imperio si no es capaz de protegerse de ellos. Y que una guerra larga les impediría consolidar sus aspiraciones coloniales en África. El canciller no tiene más remedio que claudicar y aceptar una renegociación de la deuda ante los Otomanos a cambio de la liberación de prisioneros.

A partir de ese momento empieza un proceso de modernización del ejército Nuevo Germano ya que no renuncia a las aspiraciones sobre los Balcanes, solo las aplaza. El canciller ha oído hablar de unas máquinas de recuperación submarina utilizadas en Minsk que podrían adaptarse para uso militar. En 1897 los diarios de Munich empiezan a hablar de las represalias de la guerra de los ciudadanos alemanes que les apoyaron durante la Guerra de Transilvania, y del deber moral de la nación de liberarlos del yugo Otomano…