Cuando en 1887 en la
republica del Transvaal se encontró el mayor filón de oro del mundo en El
Witwatersrand (en afrikáans, "sierra de aguas blancas") donde se aloja
el 40% del oro del mundo (en toda la historia). Paul Kruger, presidente de la
república mostró su clarividencia al manifestar que «En lugar de regocijaros
haríais mejor en llorar, pues este oro será causa de un baño de sangre en
nuestro país». No se equivocaba, pese a la protección que le ofrecía Nueva
Germania, el Imperio Británico atacó 5 años más tarde en lo que se llamó la
Guerra de los Bóeres (Campesinos en afrikaans).
Miles de colonos
emigraron para ejercer de mineros, pero la población Afrikaner, resentida con
los británicos se negó a darles derechos electorales a los ciudadanos
británicos y cargó con enormes tasas fiscales la actividad minera.
El Imperio Británico
fortalecido por el descubrimiento de los diamantes de Kimberley, y con los
Afrikaners del antiguo estado libre de Orange entre sus filas, vio en el filón
una oportunidad de financiarse magnífica y en 1892 exigió a la Republica del
Transvaal derechos para sus ciudadanos. Los Afrikaners se negaron, conscientes
de que la decisión de la guerra ya estaba tomada y tomaron la iniciativa
atacando el antiguo Estado Libre de Orange y la Colonia del Cabo.
Pero la guerra no duró
demasiado, los preparativos de la guerra por parte de los británicos,
infiltrando a afrikaners británicos en Transvaal y con la flor y nata de la
oficialidad del ejército en la Colonia del Cabo les permitió una rápida
reacción pese a los fracasos iniciales, y la conquista del Transvaal no tardó más de dos años. La polémica generada en el
antiguo estado Libre de Orange se arregló a base de otorgar futuras concesiones
mineras con permisos de esclavitud y una campaña de propaganda acusando al
Transvaal de maltratar a los emigrantes afrikáners británicos.
La Guerra Bóer supuso la
utilización de nuevas tácticas nunca antes utilizadas: Los Bóers no tenía uniforme, simplemente vestían sus
ropas caquis de trabajo, pero resultaron tremendamente efectivas comparadas con
las casacas rojas de los Británicos. Y se crearon por primera vez campos de
concentración.
Nueva Germania, estado
protector de la Republica del Transvaal protestó ante la intervención británica,
y fue la rápida finalización de la guerra lo que impidió que actuara. Pese a todo, las
tropas enviadas a África ya no se retiraron, empezando a ocupar posiciones la
costa al noreste y noroeste del Imperio
Británico generando tensión con estos y con el nuevo estado de Ngorongoro.
Pequeñas escaramuzas
entre Britanicos y Germanos propiciaron que se organizara una conferencia para repartir África, y poco
después se convocó la Conferencia de Munich