La guerra había empezado. Los Estados Unidos de America se lanzaron
creyendo que acabarían la guerra en semanas con sus oficiales de Westpoint y
sus Smokeys. Se lanzaron hacia el sur pero los Estados Confederados con el
general Gerónimo al mando de una fuerza de reacción inmediata utilizaron su
mejor conocimiento del terreno para frenar el avance yanki y cortar sus
suministros.
La intención inicial de
una guerra rápida de intimidación para que California no abandonara la Unión se
estaba empezando a plantear seriamente como una guerra de unificación de los
antiguos estados. El frente se había estabilizado pero los dos países empezaban
a reclutar a reservistas y voluntarios. Aunque abundaban las escaramuzas y
alguna batalla, los dos gruesos de los ejércitos aun no se habían encontrado.
Hombres del 3º Regimiento de Infantería de Oklahoma |
Enero del año 1900. Linea Blackwell-Newkirk, norte del estado de Oklahoma, CSA
El Mayor Rufus Powell del 3º Regimiento de Infantería de Oklahoma examinaba detenidamente el mapa del frente en su
tienda cuando el teniente Jean Lecroix se acercó y entregándole un expediente
militar le dijo con un marcado acento francés:
-Mayor! Ya ha llegado el miijaini que había pedido. Lo pilota el
capitán Cochise Manos Rojas, Señor
-¿Un piloto de Mijaini apache,
teniente?- respondió el Mayor Powell mientras miraba incrédulamente el
expediente de sus morenas manos
-Si, Señor!- contestó Lecroix – Y si me lo permite, es el mejor que he
visto en mi vida! Cuando el Oso de Hierro aparece en el campo de batalla los
yanquis se ponen a temblar, Señor. El capitán Cochise Manos Rojas ya ha abatido a 7
Mijainis yankis y al menos a 25 Smokeys, Señor.
-Bien, bien, puede retirarse teniente- respondió el Mayor con un gesto de
la mano.
El mayor buscó con la mirada al enorme Mijaini bautizado como Oso de
Hierro. Que avanzaba hacia el medio del campamento. Al verlo pintado con
motivos tribales de los Apaches y con un tocado de plumas en la cabina,
expulsando por la chimenea el humo verde de piedra cometa que quemaba en su
caldera, y sosteniendo en una de sus manos articuladas una enorme hacha al
estilo tomahawk, no se extrañó que los yanquis temblaran al verlo.
El mijaini paró y el capitán Cochise Manos Rojas, un pequeño hombrecillo de piel roja
salió de la cabina siendo recibido alborozadamente por sus compañeros blancos y
negros. Sin problemas entre ellos por el color de su piel.
Emblema de los Calaveras Indias |
El Mayor Powell se alegró que el gobierno de los CSA
reconociera el territorio de los indios y que optara por negociar con ellos el
asentamiento de los nuevos colonos, tanto blancos como negros. La desconfianza
inicial desapareció al ver que los hombres negros cumplían sus promesas, y la
similitud de sus propias culturas tribales, sobretodo la de los últimos
esclavos llegados hacía que se entendieran bastante bien. Los nuevos
inmigrantes blancos cuando llegaron al oeste ya encontraron una tierra
pacificada.
Los Apaches estaban resultando ser unos espléndidos aliados en la
guerra contra el norte, y sus tácticas de guerrilla estaban funcionando muy
bien combinadas con las tradicionales. Y quien iba a decir que les sería tan
fácil aprender a manejar un mijaini con esa
letalidad. La cuadrilla de mijainis conocida como Calaveras Indias era
realmente temida.
Les irían muy bien los servicios del capitán Cochise en la
linea Blackwell-Newkirk. Era fundamental parar el avance de los yanquis allí y de
esa manera obligarles a cruzar el rio Arkansas si querían seguir avanzando.