EL SUEÑO AMERICANO

En 1874 diez años después de la Anegación, los imperios que habían acogido a los refugiados de otras naciones, empezaban a comprender que no podrían mantener esas bocas de más.
Thomas Cook, y su hijo, el joven Andrew Cook, miembros de la Compañía Británica de las Indias Orientales, vieron en esa necesidad una gran oportunidad de negocio. Después de pedir la autorización pertinente y de firmar el canon de negocio con la Compañía, se pusieron en contacto con estas naciones, y les ofrecieron la posibilidad de trasladar todas esas almas a otro país, a cambio de un suculento importe por barco que se fletara, mas el pago del pasaje de cada viajero. Las naciones consideraron que era una salida diplomática al problema de los desplazados, y aceptaron gustosamente, sin preguntar cual sería el país acogedor. 


La empresa del señor Thomas Cook, subvencionada por los diferentes países, empezó una campaña de publicidad, donde ofrecía seguridad y la posibilidad de hacer realidad el sueño de otra vida, dejando atrás las hambrunas y suplicios que hasta ahora habían pasado casi todos los refugiados, ofrecían, el verdadero “Sueño Americano”. 

En 1874 se formaba la primera gran travesía de la compañía Cook. Un total de 182 barcos de transporte, guiados por un Solomon emprendían el viaje con un total de 103850 almas a bordo, de los cuales llegaron 98210, a las costas de los Estados Confederados de América. 

En las siguientes travesías, dejarían la “carga” en el primer punto de encuentro con la costa, siendo este mas al norte, donde los Norteamericanos los acogerían con los brazos abiertos por la gran mortandad provocada por las guerras con los Rusos, o mas al sur, donde los recelos con el hombre blanco, no se lo pondrían tan fácil a estos inmigrantes. 

La población negra, mal organizada y dirigida por los miembros más o menos cultos de esta, los aparceló en el conocido gueto blanco. Deseaban tener a la población blanca encerrada y localizada en una zona, restringiendo sus movimientos, hasta saber cuales eran sus intenciones. Sabían que habían llegado para quedarse, y de alguna forma eran conscientes que les necesitaban, pero ahora sería bajo su supervisión.

Los inmigrantes a su vez, entendieron rápidamente, que ese viaje no tenía vuelta atrás, y que la única forma de sobrevivir era jugando bien sus cartas. Aceptaron las reglas de sus anfitriones, y en el gueto blanco empezaron a organizarse y fomentar una pequeña industria, como segunda salida. A los pocos años, la comunidad blanca había conseguido la confianza de la comunidad negra, y a su vez… una pequeña industria armamentística.