La posibilidad de la
recuperación marina gracias a los Mijinis, propició que en 1876 se realizara la
Conferencia de Dijon, con el objeto de proclamar unas reglas internacionales
sobre los territorios anegados.
Las primeras conclusiones
fueron que los territorios anegado y todo lo sumergido es patrimonio de los
países, y por tanto es ilegal recuperar nada de otros territorios sin
autorización. La polémica del acuerdo fue que dejaron a aquellos países que
desaparecieron completamente fuera del acuerdo dejándoles en manos de futuros
“cazatesoros”.
La revelación de
Templemir, fue un mazazo para las aspiraciones de los gobiernos supervivientes,
que veían con malos ojos que los habitantes de fondo marino pudieran conseguir
sus antiguas propiedades o recursos sin que nadie lo supiera.
La investigación para localizar la ciudad se convirtió en un asunto de primer
orden, aunque no ha dado nuca resultados. Se sospecha que entre la comunidad
científica hay gente que sabe como llegar, pero nunca han revelado nada, y los
agentes de Templemir, no han sido aun localizados.