EL ALZAMIENTO REPUBLICANO ESPAÑOL

Evento del periodo:


El descontento con la monarquía española venía de largo. Los escandalosos casos de corrupción y especulación con el tendido de las lineas ferreas que beneficiaron a la familia real y allegados, la desconfianza y las trabas que recibía la burguesía que trataba de industrializar el país , y la participación en la guerra de África enviando a las tropas mal preparadas había creado un peligroso clima de descontento con ruido de sables antes de La anegación. Si bien los desastres durante La Anegación tranquilizaron temporalmente el malestar para concentrarse en salvar a la población y reorganizarse, cuando la situación empezó a controlarse se fueron destapando innumerables casos en que la corona había priorizado sus intereses e incluso sacado beneficio del desastre, llegandose a revelar episodios donde buques de rescate abandonaron a su suerte a toda la población de pueblos enteros para salvar las posesiones reales de diversos palacios. 
Joan Prim
Los generales Prim, Serrrano y el Almirante Topete entre otros que ya antes de la Anegación habían mostrado su disconformidad con la trayectoria del reinado organizaron la revolución conocida como La Gloriosa. En Septiembre de 1868 Topete se amotinaba con la flota en Andalucía, sobre la posición de la hundida Cádiz, símbolo del republicanismo Español y proclaman:  "Españoles: los sobrevivientes de la ciudad de Cádiz puestos en armas con toda su provincia niegan su obediencia al gobierno que reside en Madrid, seguros de que son leales intérpretes de los ciudadanos y resueltos a no deponer las armas hasta que la Nación recobre su soberanía, manifieste su voluntad y se cumpla. Hollada la ley fundamental, corrompido el sufragio por la amenaza y el soborno, muerto el Municipio por salvar los bienes de la Corona; pasto la Administración y la Hacienda de la inmoralidad; tiranizada la enseñanza; muda la prensa. Tal es la España de hoy. Españoles, ¿quién la aborrece tanto que no se atreva a exclamar: «Así ha de ser siempre»? Queremos que una legalidad común por todos creada tenga implícito y constante el respeto de todos. Queremos que un Gobierno provisional que represente todas las fuerzas vivas del país asegure el orden, en tanto que el sufragio universal echa los cimientos de nuestra regeneración social y política. Contamos para realizar nuestro inquebrantable propósito con el concurso de todos los liberales, unánimes y compactos ante el común peligro; con el apoyo de las clases acomodadas, que no querrán que el fruto de sus sudores siga enriqueciendo la interminable serie de agiotistas y favoritos; con los amantes del orden, si quieren ver lo establecido sobre las firmísimas bases de la moralidad y del derecho; con los ardientes partidarios de las libertades individuales, cuyas aspiraciones pondremos bajo el amparo de la ley; con el apoyo de los ministros del altar, interesados antes que nadie en cegar en su origen las fuentes del vicio y del ejemplo; con el pueblo todo y con la aprobación, en fin, de la Europa entera, pues no es posible que en el consejo de las naciones se haya decretado ni decrete que España ha de vivir envilecida. Españoles: acudid todos a las armas, único medio de economizar la efusión de sangre, no con el impulso del encono, siempre funesto, no con la furia de la ira, sino con la solemne y poderosa serenidad con que la justicia empuña su espada. Aprovechemos este nuevo comienzo ¡Viva España con honra!" Lo firman Juan Prim, Domingo Dulce, Francisco Serrano, Ramón Nouvillas, Rafael Primo de Rivera, Antonio Caballero y Fernández de Rodas.
La reina Isabel II en el exilio

El apoyo masivo de los refugiados y las clases campesinas hacen exitoso el pronunciamiento, Serrano y Prim denuncian al gobierno y la gran mayoría de militares desertan. Pese a todo las fuerzas leales a Isabel II dirigidas por Manuel Pavía y Lacy esperan a los sublevados en Alcolea (Granada) con intención de batallar. Pero antes de que Serrano de la orden de carga le llegó al general Pavía un mensaje que le hizo entregar el sable: Los Solomons se habían posicionado sobre el Palacio Real, la reina no pudo más que abdicar. Así la revolución triunfó sin disparar una sola bala.
Isabel segunda fue conminada a abdicar y exiliarse. Así los Borbones dejaron España camino de Munich.